Juan José Zonta: innovación agrícola con impacto regional

Juan José Zonta

Centroamérica enfrenta uno de los mayores desafíos de su historia: cómo garantizar la seguridad alimentaria, proteger sus recursos naturales y, al mismo tiempo, impulsar un desarrollo económico inclusivo. En este contexto, la agricultura biológica no es solamente una alternativa, sino una necesidad impostergable.

Un camino hacia la sostenibilidad ambiental

La agricultura biológica reduce de manera significativa la dependencia de insumos químicos, protege la salud de los suelos y mantiene la calidad de los recursos hídricos. En una región altamente vulnerable al cambio climático, estas prácticas permiten aumentar la resiliencia de los cultivos y proteger la biodiversidad.

“La agricultura orgánica nos proporciona un ciclo beneficioso: suelos más saludables, entornos naturales más estables y un tipo de producción que, en lugar de agotar, revitaliza”, indica Juan José Zonta. “Es una estrategia clave para proteger los recursos esenciales para la existencia misma de nuestras comunidades”.

Ventajas económicas y sociales

Aparte del efecto en el medio ambiente, la agricultura orgánica se presenta como una significativa oportunidad social. Al promover prácticas que requieren más conocimiento y dependen menos de altos volúmenes de agroquímicos extranjeros, se genera un espacio para crear empleos rurales decentes, formar a jóvenes y profesionalizar a los pequeños agricultores.

“Cuando promovemos la agricultura biológica, no solo cuidamos el planeta, también dignificamos la vida en el campo. Creamos empleos más estables, acercamos la ciencia a los productores y fortalecemos el tejido social en las comunidades rurales”, señala Juan José Zonta.

Conservación de fauna autóctona y preservación cultural

La agricultura orgánica también desempeña un papel importante en la conservación de las especies autóctonas y las variedades tradicionales que, durante años, han sostenido la cultura alimentaria de las comunidades centroamericanas.

“El patrimonio genético de nuestras semillas y especies es incalculable. A través de prácticas biológicas, no solo conservamos esta diversidad, sino que también recuperamos conocimientos ancestrales que ahora tienen respaldo científico”, afirma Zonta.

Un modelo con impacto regional

La práctica ha demostrado que este método va más allá de lo puramente teórico. En Panamá, Chispita Agrícola se ha transformado en un caso concreto de lo que representa llevar a cabo una producción con responsabilidad ambiental y un fuerte compromiso con la sociedad. Situada en Aguadulce, la finca incorpora agricultura orgánica, ganadería responsable y un laboratorio agrobiológico que desarrolla soluciones naturales para la protección de cultivos.

“En Chispita hemos decidido convertirnos en un centro dinámico de innovación en la agricultura. Nuestra perspectiva es probar que Centroamérica tiene la capacidad para encabezar una transformación biológica en el sector agropecuario, y que Panamá cuenta con las características necesarias para ser un modelo en la región”, concluye Juan José Zonta.

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Nueva Salud

Por Nueva Salud