Dani Alves ha defendido este miércoles su inocencia en el juicio por violación a una joven de 23 años en la discoteca Sutton de Barcelona. En una declaración de apenas 20 minutos, en la que ha contestado solo a las preguntas de su abogada, el exfutbolista del FC Barcelona ha asegurado que la relación en los lavabos de la zona VIP fue consentida y que la joven en ningún momento le dijo que parara o quiso marcharse.
— ¿La denunciante le dijo que no quería practicar sexo, le apartó, le hizo algún gesto para indicar que no daba su consentimiento?—, ha preguntado la letrada, Inés Guardiola.
—No, en ningún momento me dijo nada. Estábamos disfrutando los dos ahí y ya está, nada más.
El relato de Alves sobre lo que ocurrió en el diminuto baño de Sutton difiere por completo del de la víctima. La joven ha sostenido, en todas sus declaraciones, que entró en el lavabo sin saber adónde iba, que Alves la obligó a practicarle una felación (a la que se resistió), que después la abofeteó y la insultó y que, con gran violencia y contra su voluntad, la penetró vaginalmente hasta eyacular en su interior.
El futbolista no solo ha negado esos extremos, sino que ha hablado de una relación sexual consentida y en la que la mujer, siempre según su declaración, incluso llevó la iniciativa. Cuando las tres chicas (la víctima, una amiga y su prima) subieron a la zona VIP tras ser invitadas por el camarero, Alves y la víctima empezaron a conversar y a bailar. Mientras la víctima sostiene que se sintió incómoda y que el futbolista inició el acercamiento, él sostiene lo contrario. “No estaban para nada incómodas. La denunciante y yo empezamos a bailar un poco más pegados. Estuvimos un rato interactuando, pasándolo bien. Ella empezó a rozar sus partes con la mía, un baile típico de discoteca. Empezó a perrear, perdone la palabra, y empezamos a intimar”.
En su declaración, la víctima asegura que Alves le cogió la mano hasta en dos ocasiones y se la puso a la altura del pene. Él, en cambio, ha explicado que fue ella quien comenzó ese acercamiento sexual. “Puso su mano atrás y empezó a tocar mis partes”. “Pensé que había una atracción sexual ahí”, ha dicho el acusado, motivo por el cual le invitó a mantener relaciones sexuales en la suite de Sutton, una pequeña estancia anexa a la que solo tienen acceso los clientes de la mesa 6, donde estaban Alves y su amigo Bruno. La chica accedió a ello, siempre según Alves, que declara como acusado y, por lo tanto, tiene derecho a mentir.
Alves entró en el baño y esperó. “Me quedé un rato esperando, pensando que ya no iba a venir, que no quería venir. Pero cuando abro la puerta, prácticamente doy con ella allí”. No le hizo ningún gesto para que acudiera.
Narración opuesta
La narración de Alves sobre lo ocurrido en el baño, donde no había otros testigos ni cámaras de vigilancia, es diametralmente opuesta a la de la víctima. “Nos empezamos a besar, yo le ayudé a bajarme los pantalones, me senté en la taza del váter, ella se puso de rodillas delante de mí y me empezó a hacer una felación”. . “Me giré para correrme fuera de su sexo y le avisé de que regresaba al reservado, no quería que nos vieran juntos saliendo del baño”. Usando la silla desde la que ha declarado como si fuera el retrete de Sutton, Alves ha reproducido algunas de las posiciones en las que estuvieron en el baño.
La abogada ha insistido en el consentimiento. Según Alves, nunca le dijo que se quería ir, ni él le impidió que se marchara. “En ningún momento me dijo nada, que no quería”. También ha negado que la abofeteara, le dijera obscenidades o la cogiera del pelo y la cabeza. “Para nada, no soy un hombre violento”. Al salir del baño, asegura que estuvo otro rato en la zona VIP hasta que decidió marcharse. En el pasillo de salida, pasó junto a la víctima, su amiga y la primera, pero asegura que no las vio. En ese momento, la chica estaba contando que había sido víctima de una agresión sexual y, pocos minutos después, identificó al autor: Dani Alves.
Alves se encuentra en prisión provisional desde el 20 de enero de 2023. Ese día, fue detenido y conducido ante la jueza de instrucción, donde dio hasta tres versiones distintas de lo ocurrido, a medida que los indicios le dejaban en evidencia: primero dijo que no conocía a la víctima, después que la conocía pero que no pasó nada y, finalmente, que le practicó una felación. Más tarde, en abril, admitió por primera vez que la había penetrado vaginalmente (los restos biológicos así lo indicaban) pero dijo, como este miércoles, que fue sexo consentido.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista —todas las violencias, de la física a la sexual, la psicológica o la económica—, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.
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